La mayoría de ellos se encuentran en el norte de Chile.
Más de tres cuartas partes son endémicas: no se pueden encontrar en ninguna otra parte del mundo porque son originarias de estas regiones chilenas.
Entre la gran variedad de especies que se pueden observar: el sandillón de los ratones (Eriosyse redentiophila), un cactus redondo que puede alcanzar los 70 cm de diámetro, que se encuentra en la costa sur de Chañaral; o el cactus candelabro (Browningia candelaris) que crece como un candelabro entre 1700 y 3000 metros sobre el nivel del mar. Puede alcanzar una altura de 5 m y un diámetro de 50 cm. Los artesanos la buscan por su madera, antiguamente usada en carpintería y ebanistería.
Un uso más esotérico consiste en transformar una variedad de cactus en una bebida alucinógena para un ritual chamánico: el San Pedro.